Con el
desarrollo de esta propuesta se concluye que se logra integrar a la comunidad
educativa (padres de familia docentes y estudiantes) en cada una de las
actividades lúdico-pedagógicas y recreativas encaminadas a fortalecer los lazos
de comunicación asertivos entre los participantes. Se incentiva la actitud del
cambio en participantes, quedando comprometidos a mantener un ambiente de
tolerancia y buenas relaciones.
En el desarrollo de esta propuesta se pudieron comprender algunos factores que se pueden
manejar y su vez implementar algunas estrategias que posibiliten el mejorar significativamente la disciplina escolar y
reducir los actos violentos en nuestros estudiantes.
Se motiva
a los estudiantes a promover temas de interés colectivo que vayan el pro del
bienestar del grupo, se despierte el interés por pertenecer a grupos que
trabajan por el mejoramiento y desarrollo de soluciones de conflicto grupales.
Mejora
las relaciones entre compañeros permitiendo pensar en la creación de metas
comunes con beneficios colectivos.
Las
relaciones conflictivas de los estudiantes pueden ser el reflejo de algún vacio
emocional. Por eso es indispensable que toda la comunidad educativa brinde
atención especial a estas situaciones y que se utilicen las metodologías
pertinentes para atenderlas.
A través de
actividades lúdicas se puede llegar más fácilmente a los niños y lograr
resultados positivos los cuales permiten disminuir los fenómenos de violencia,
intolerancia, discriminación y comportamientos de agresión dirigidos a lastimar
o dañar al otro, desde algún punto de vista físico, psicológico y moral.
Los docentes no
podemos desconocer la realidad de que el contexto y la situación social en la
cual están inmersos nuestros estudiantes y padres de familia deben ser tenidos
en cuenta en el momento de llevar a cabo nuestras prácticas pedagógicas, pues
si nos limitamos a impartir conocimientos dedicándonos únicamente a fortalecer
la parte cognoscitiva estamos dejando de lado quizá el fin primordial de
nuestra misión en la actual sociedad que radica en formar personas capaces de
convivir, ser tolerantes, solidarias, respetuosas.
Los valores éticos,
estéticos, morales, espirituales son y deberán ser siempre una parte
fundamental en el PEI de nuestras instituciones, pues sólo cuando se educa en
este sentido, se podrá tener la certeza y la satisfacción del deber cumplido como
maestros.
Es necesario dedicar
gran parte de nuestra praxis profesional para educarnos y educar a los
estudiantes y padres de familia en pro de una sana convivencia en el hogar, en
el colegio, en la calle y en la sociedad y la mejor forma de hacerlo es utilizando
estrategias pedagógicas como la lúdica y el juego, herramientas para el
aprendizaje cognitivo y actitudinal que ayudan a fortalecer su identidad personal
y social.
Por otra parte es en
este aspecto donde el empoderamiento del docente cobra verdadero sentido. Solo
cuando el docente se preocupa por buscar estrategias para impartir los conocimientos
en forma agradable y descubrir la forma de vida de cada uno de sus estudiantes
y sus familias podrá tener en cuenta las individualidades y con absoluta
seguridad proponer estrategias e intervenir situaciones que lo lleven a
propender por la sana convivencia en el contexto donde se desempeña.
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